Leo Messi se ha convertido en la gran baza del Barcelona en esta temporada. Siempre lo ha sido, pero su relevancia es ahora mayor con las lesiones de Luis Suárez y Dembélé, principalmente la del uruguayo. Aunque está contando con la ayuda de Griezmann, la realidad es que el Barcelone será esta temporada lo que quiera su capitán.
Y el partido de mañana no será una excepción. Leo llega con ganas al Clásico. El Real Madrid ha sido históricamente un equipo que se le da bien. Y especialmente el Bernabéu donde ha cuajado actuaciones memorables como el 0-2 en Champions con Guardiola o el 2-3 de hace tres temporadas en el que acabó enseñando la camiseta al público del estadio madridista. Los números son elocuentes y así lo corroboran.
Ahora llega, si cabe, con más ganas. A pesar de esos registros y los 26 goles que le ha marcado en su carrera, últimamente no está certero cuando se enfrenta a los blancos. Los últimos cinco Clásicos (si bien es cierto que en el último no jugó) no registran ningún gol del argentino. Desde su última diana, el 6 de mayo de 2018 que supuso el empate a dos, han pasado 336 minutos con Leo en juego sin que anote un gol. Demasiado para un futbolista como él que vive del gol. Mañana querrá romper su sequía.