El vestuario del Barcelona anda revuelto. A la irregularidad del equipo y la pérdida del liderato se le suman situaciones complicadas de algunos de los pesos pesados del bloque. Leo Messi y Antoine Griezmann están molestos: el argentino por la falta de competitividad y rumbo del equipo, que le han llevado a replantearse su continuidad en el Camp Nou, y el francés por su ostracismo. Setién aseguró ayer que ve bien a ambos, dispuestos a competir. Pero lo cierto es que una calma tensa reina en el cuadro azulgrana.
El técnico no quiso profundizar sobre las informaciones que apuntan que Messi se replantea dejar el Barça el próximo curso: «No voy a especular con esto, no le he escuchado nada a él. No tengo constancia de esas noticias. Le veo entrenara bien, hablamos lo que tenemos que hablar, sin más. Él es perfectamente consciente de lo que tiene que hacer en cada momento en el partido, no le influye la edad. Le veo exactamente igual». El argentino, que ha jugado todos los partidos y todos los minutos desde la reanudación, está contrariado por otra temporada en la que el rendimiento general no está siendo el esperado.